Durante su período de exámenes universitarios, sean parcialeso finales, mi primogénito y yo tenemos, más que latente, una "interna" bastante fuerte por el uso (y/o abuso, claro está) de mi escritorio. Interna fácilmente comprensible, si se atiende al hecho de que aquél se encuentra provisto de los mejores enseres materiales e intelectuales...
Dipuesta a tomar el toro por las astas y a no ceder más mi "cuevita productiva" a su vandalaje adolescente, acababa de anunciarle que, sí o sí, ahora "yo" usaría el escritorio con exclusividad.
Mirándome a través de la ventana, me espetó:- ¿sabés qué sos, mamá? ¡Una vieja molesta!
Lo cierto es que el bebé peludo tiene razón, pero yo también cargo las mías. Le contesté:
-Cierto, hijito, pero...si no lo fuera,¿cómo ejercería la "matria molestad"?
Dipuesta a tomar el toro por las astas y a no ceder más mi "cuevita productiva" a su vandalaje adolescente, acababa de anunciarle que, sí o sí, ahora "yo" usaría el escritorio con exclusividad.
Mirándome a través de la ventana, me espetó:- ¿sabés qué sos, mamá? ¡Una vieja molesta!
Lo cierto es que el bebé peludo tiene razón, pero yo también cargo las mías. Le contesté:
-Cierto, hijito, pero...si no lo fuera,¿cómo ejercería la "matria molestad"?
MIÉRCOLES 20-10-99
VIOLETA HERRERO
VIOLETA HERRERO
No hay comentarios:
Publicar un comentario